Muy orgulloso del auto, salió de viaje para la
capital, y a todo vehículo que se encontraba en la vía, se disponía a rebasarlo
como fuera, así fuera imprudentemente adelantando en curvas, porque sentía que
no podía haber nadie delante de él. Cuando lo hacía, se sonreía pensando en la
porquería de carro que tiene el otro conductor que no era capaz de darle la
competencia.
Si había alguna congestión en el tráfico,
renegaba y vociferaba por lo lentos que iban todos. En una ocasión hasta sacó
la cabeza por la ventana para gritarle al conductor de un vehículo que estaba
adelantando, cuanto improperio pudo, rematando con un "Deshazte de esa
chatarra, estorbosoooo".
Lo irónico es que siempre que pasaba a un
vehículo, siempre había uno nuevo adelante. Jamás era el primero en una carrera
que solo estaba en su imaginación, y ya iba de muy mal humor, desconociendo por
completo el hermoso paisaje que había en la ruta a la capital. "Como era
posible que hubiese alguien adelante, interrumpiéndole su paso? Qué lentos son
todos!!" Maldecía el hombre, y luego se jactaba del súper carro que
compró.
En un momento del recorrido se encontró con otro
vehículo deportivo, un flamante Lamborgini Blanco, que llevaba a un hombre
millonario, que iba muy preocupado porque iba a llegar tarde al cumpleaños de
su hija. Con su preocupación, distraído, no se percató que detrás tenía al
Ferrari que le iba a pasar y casualmente justo en ese momento pisó el acelerador
para llegar más rápido al cumpleaños.
El hombre del Ferrari en su competitividad, pensó
que lo estaban retando, y también acelero todo lo que pudo, y durante unos
cuantos kilómetros, se estuvieron adelantando el uno al otro a alta velocidad.
El millonario del Lamborgini, quería llegar cuanto antes al cumpleaños, y el
hombre del Ferrari apostaba a que llegaba antes a la capital que el hombre del
Lamborgini.
En cierto instante, otro carro que había en la
vía le dio paso fácil al hombre del Lamborgini, y pero no al del Ferrari, y el
primero le logro tomar ventaja de unos cientos de metros, y luego de una curva,
el hombre del Lamborgini se desvió por una carretera pequeña, la entrada a una
finca, pues había llegado a su destino, el lugar donde le celebrarían el
cumpleaños a su hija.
El hombre del Ferrari no logro ver que el
Lamborgini había girado y ya no estaba en el camino. "Cuanta ventaja me ha
cogido?" pensó el hombre, y pisó el acelerador al máximo para darle
alcance a un auto ya inexistente en la vía. Pasaba cuanto carro podía cada vez
de manera más imprudente, diciendose para sus adentros "Cuanta ventaja me
ha cogido? ahora si lo voy a alcanzar".
Luego de varios kilometros viajando a muy alta
velocidad, en una curva, al adelantar otro vehículo, contra un camión que venía
en sentido contrario, se encontró de manera violenta, estrellandose de la forma
mas brutal, y perdiendo la vida.
Moraleja 1, nunca serás el primero en todo.
Siempre habrá alguien mejor que tú en algo, o con un cargo superior en un área
específica. Si eres un supervisor, habrá un Jefe, si eres Gerente, estarán los
clientes, si eres medallista olímpico campeón en natación, alguien será mejor
que tú en matemáticas o filosofía. Si tienes más dinero, que tus familiares o
amigos, tu fortuna puede no ser tan alta como la de Bill Gates. Por tanto no
eres ni mejor ni peor que nadie. El orgullo es un gran defecto.
Moraleja 2, todos en la vida tenemos rutas
diferentes, no trates de compararte con los demás, porque todos nacimos en
condiciones diferentes y con oportunidades diferentes, no te sientas mal si crees
que tus compañeros han tenido más oportunidades, o más dinero, o están en
cargos más altos, solo preocúpate por tus decisiones, y que estas te hayan
permitido llevarte más cerca de tus objetivos, pues no todas las personas
tienen las mismas metas, y las vivencias han sido diferentes. Vive tu vida, no la la de los otros.